Algunos comportamientos que proporcionan aprecio al líder

Algunos comportamientos que proporcionan aprecio al líder.

José Angel Abraldes Rodeyro.

05/04/2014

En la empresa moderna con marcada estructura jerárquica horizontal, el líder más que nunca debe jugar un papel eminentemente motivador, siendo referente de la línea de trabajo pretendida y acentuando su perfil de autoritas (reconocimiento y admiración), declinando el uso de su perfil de potestas (ordeno y mando).

Para un colaborador intermedio el identificar en su referente superior a un compañero asertivo y comprensivo, es altamente provechoso a la hora de poder aportar con la máxima ilusión y comprometida participación su trabajo en todos los momentos de la vida de la organización y en especial en los de dificultad.

Para ello es imprescindible que el líder domine tácticas como:

1-      Escuchar activamente a sus colaboradores.- La precipitación a la hora de juzgar y hacer composiciones de lugar sin datos es una conducta altamente comprometida para el certero análisis de su organización y desenergizante para las personas afectadas. Por ello es conveniente escuchar siempre de modo generoso diversidad de mensajes, “las dos campanas de la iglesia y, si puede ser, también al campanero que las toque,” dado que nada hay más nocivo que dejarse influir en la corriente del interés propio. Además seguro agudizando esta táctica se favorece la participación en el proyecto, contribuir con nuevas ideas y se proporciona al tercero la satisfacción de ser escuchado.

2-      Dedicar tiempo a conocer el contenido de los asuntos.- Magno error comete quien de modo irreflexivo pretende ser referente organizativo, si juzga y resuelve situaciones con la única base de su intuición, con la que casi siempre transmitirá precipitación y el abandono del rigor con la consiguiente desconfianza de sus colaboradores, tanto de parte de los más estrechos como los más lejanos.

3-      Asumir los problemas sin miedos.- Crasa equivocación es practicar la gestión tratando de evitar dificultades y contrariedades en vez de enfrentarlas y resolverlas. Con ello se transmite al entorno inmediato un evidente mensaje de resultar inconveniente dar pasos decididos al frente y, esta actitud no hace sino reducir la energía e innovación de la organización.

4-      Compartir la responsabilidad.­ Nunca se debe traspasar el problema y el error exclusivamente a los  colaboradores de la tarea o de la misión delegada o compartida, traicionando con ello la confianza y lealtad recíproca solicitada.

5-      Garantizar la justicia en las decisiones.- Importante erosión genera en el grupo cometer el pecado capital de medir con distinto criterio a los miembros del equipo, especialmente cuando el amiguismo y el nepotismo es causa del privilegio o del premio para algunos pocos en detrimento de otros muchos.

6-      Mantener fluida y amable comunicación.- Fundamental es ejercitar esta habilidad la cual suele ser tan alabada como olvidada. En este punto se dispone en el presente de múltiples caminos y medios para acercarnos y comunicarnos, los cuales son utilizables pero siempre deben complementarse por el constante trato personalizado y directo, proporcional a las distancias geográficas y al volumen de la plantilla de la empresa o de la organización.

7-      Agradecer el trabajo bien hecho.- No hay nada tan gratificante para un colaborador como el contagio de la energía mediante la sincera y sencilla felicitación por el trabajo realizado, como a través de la transmisión del agradecimiento personal y empresarial, compartiendo con complicidad éxitos y aciertos.

8-      Ser respetuoso y considerado.- El trato personal ha de ser especialmente delicado lo cual en ningún caso debe privar de la claridad y el rigor profesional en órdenes y mensajes de toda índole.

9-      Ser un referente ético.- Jamás solicitar una conducta de los colaboradores en la que la referencia del líder pueda estar en entredicho. En este punto se deberá anteponer con leal transparencia y sin ambages el interés de la organización sobre el particular.

10-  Trasmitir proximidad e interés.- Si en el contexto profesional el agradecimiento tiene efectos asombrosos, en el  marco personal para el colaborador representa alta consideración el acompañamiento de las personas de referencia en aquellos momentos difíciles o felices inherentes a la vida personal que el colaborador exterioriza.

11-  Compartir con todos el desarrollo del proyecto.- Un líder debe estar junto a todo el equipo presentando en el plano personal equidistancias con todos sus miembros. No debe únicamente construir el proyecto con asimetría y oportunidad junto a algunas compañías, oligarquías o fortalezas donde prever acantonarse a la espera de defenderse llegados tiempos de dificultad.

12-  Facilitar y dirigir el trabajo.- Preciso es siempre poner los medios organizativos y personales para favorecer el trabajo individual y colectivo, dirigiendo flexiblemente la consecución de objetivos y minimizando los controles y procesos de medición carentes de significado para alcanzar metas y resultados, provocando además impedimento en la expresión espontánea del talento.

13-  Evitar la tristeza, la melancolía y el mal humor.- Es evidente que lo divertido, lo alegre, lo positivo, lo esperanzador, .., siempre aporta un plus de motivación que en el ambiente de trabajo y proyectado desde el liderazgo tiene un gran efecto en los resultados y en la imagen de la organización. Lógicamente no se confundirá la alegría y el buen humor con la sátira, ironía o la grosería, especialmente si se proyecta hacia miembros de la organización.

14-  Fomentar la Innovación y la creatividad.- Mostrar capacidad para fomentar en el equipo de colaboradores, repitiendo éstos modelo en el resto de la organización, estrategias que favorezcan el desarrollo de culturas innovadoras, favoreciendo condiciones adecuadas para que la cultura organizativa mejore maneras, productos y servicios.

Todas estas prácticas socioemocionales refieren algunas recomendaciones inspiradas en el sentido común, la educación y el respeto por los demás.

Por todo ello quien quiera ser un buen líder, debe poseer capacidad de planificación, ser coherente en las convicciones viviendo lo que predica, creciendo y haciendo crecer a los colaboradores, sabiendo delegar funciones y generando oportunidades para todos. Las habilidades de un líder también se acreditan en la capacidad de autocontrol y en la toma de decisiones eficientes en momentos de crisis.