Presentación

En este blog de sencilla presentación y segura descuidada apariencia, pretendo compartir con las personas más próximas aficiones, inquietudes, preocupaciones, compromiso, así como todas aquellas situaciones vividas cuya experiencia pudiera ser de utilidad.


Creo que será un sencillo blog de amplias variedades algún día, en el que tendrán cabida la música que he disfrutado en mis inolvidables años de pública intervención como músico eternamente aprendiz, mi compromiso irremediable con la discapacidad visual y con sus procesos de formación académica, mi afición por la disciplina de los recursos humanos y algunas otras cuestiones emocionales o familiares que seguro irán surgiendo.

Espero poder aportar y testimoniar con el blog afecto a las personas que me han acompañado y acompañan en mi vida, y arrancar a sus visitantes sensibilidad y alguna sonrisa. También compartir aquello que más valoro en la vertiente pública de mi plano personal.


Procuro no olvidar nunca que:

La vida es una escuela de enseñanzas y un banco de desafíos. Nada que realmente valga la pena debe quedar sin hacer y nadie que te muestre su sincero afecto ha de quedar sin ser generosamente correspondido.

viernes, 9 de mayo de 2014

Siento que nunca dejaré de escuchar el eco de la música.


Siento que nunca dejaré de escuchar el eco de la música.
           
El haber sido alumno del Colegio “Santiago Apóstol” de la ONCE en Pontevedra desde 1975 hasta 1984 cursando en él un año de preescolar y la educación general básica de entonces, me proporcionó grandes e inolvidables experiencias que me facultaron aprender a vivir de acuerdo a mi realidad como grave discapacitado visual, tratando de que ésta fuese una característica y no una dificultad.

Sin duda la formación en el área musical fue una de las más interesantes y ciertamente la que más marcó uno de los períodos que más huella dejaron en mi pasado y, ella quiero recordar en este post.


Así, en este centro era frecuente recibir múltiples horas de formación y ensayo tanto en lo que hoy denominamos lenguaje musical, como en la formación y práctica de instrumentos. Por ello tuve la oportunidad de conocer y tocar como aficionado la guitarra, el acordeón y principalmente el piano, tomando parte en agrupaciones artísticas del centro docente como fueron entre otros: su tuna o rondalla, su agrupación coral, un dúo de acordeones y un grupo de música ligera. En mi debe siempre tendré el haber fracasado con el aprendizaje de la gaita gallega, aparejo artístico de mi tierra que nunca logré domar.

Fueron los grupos de música ligera en los que desde 1982 hasta 1990 acompañé mi evolución vital y académica con extraordinarios momentos de felicidad y amistad, así como pude madurar como persona, como músico aficionado y sentir también el placer de la creación propia y compartida.


Grandes amigos y músicos discapacitados visuales me acompañaron en esta trayectoria:

Adolfo Fernández López y Adolfo Díaz Martínez, con quienes sólo compartí unos meses en el conjunto que formamos y de los cuales destacaré la calidad técnica del primero, quien no sólo dominaba instrumentos de cuerda, sino que era un grandioso percusionista y teclista. Del segundo sólo puedo decir que si Marconi no hubiera inventado la radio, este descubrimiento de la ciencia habría estado reservado para él, dado que desde pequeño mostró altísima habilidad con todos los medios técnicos y electrónicos utilizados.

En una segunda fase compartí el proyecto de el grupo Bodyband con el magnífico vocalista salmantino Cándido Rufete Galván y con Sabela Fandiño Magdaleno, quien lo sustituyó durante dos meses de 1985 como solista, con mi gran amigo Joaquín Solana Azurmendi bajista, guitarra y teclista, con quien también cooperé en paralelo con un año con un dúo de acordeón, y con Javi, Paco y Armando, con quienes finalmente formé el grupo Saturno durante 3 inmortales años y en el que también colaboró durante unos meses de 1986 nuestra querida solista Rosa Gayoso Vázquez, con quien pudimos aprender de su experiencia como estudiante de música clásica y admirable determinación y talento musical.




Javier Torres Rodríguez (Javi) fue nuestro guitarrista en Bodyband y en Saturno y de él quiero destacar su alegría y ritmo en el escenario, espacio que generalmente resultaba pequeño para su animada coreografía. Con su movimiento se ganaba la admiración del público y especialmente de las jóvenes, de quienes casi en exclusiva absorbía su simpatía.

Francisco Pérez Maneiro (Paco), fue igualmente en ambas agrupaciones vocalista y percusionista. De él destaco su enorme talento y anárquica precisión. No había estilo musical que no supiese interpretar con maestría. Aprendió en tres semanas con 13 años a tocar y dominar la batería partiendo de 0.

¡Armando Fernández Carracelas fue el más completo músico que con su edad conocí en mi vida! Además de ser un vocalista de cirujana afinación y bajista y guitarrista en Bodyband y Saturno, defendía notablemente cualquier instrumento que cayera en sus manos. Tocaba la guitarra, la bandurria, el laúd, el acordeón, ... ¡Era un excelente percusionista de precisos tiempos y pianista de excepcional digitación!, así como hacía sonar la gaita gallega con maestría. 

Lamentablemente no conservo grabaciones de calidad de las dos primeras experiencias, y sólo del Grupo Saturno dispongo de dos canciones de creación propia inmortalizadas en un sábado de agosto de 1988 con la agrupación a punto de extinguirse.

Durante los primeros años con Bodyband y Saturno realizábamos actuaciones en nuestro centro escolar o en aquellas presentaciones que el Colegio Santiago Apóstol hacía con su excelente actividad artística en centros académicos externos. En alguna ocasión salpicamos alguna actuación en discotecas en pases de horario vespertino.

En 1986 y ya con el Grupo Saturno formado, fuimos llamados para tocar en una fiesta de fin de año en un restaurante de Ourense, y salvadas las múltiples reticencias familiares dada nuestra aún minoría de edad, descubrimos que nuestra afición también podía ser origen de cosecha de recursos para adquirir instrumentos musicales de los que estábamos necesitados al tocar generalmente con material ajeno.

Tras esta experiencia vinieron en 1987 y 1988 dos años con actividad intensísima durante los veranos, compatibilizando actuaciones en bodas y verbenas sin descanso en ningún fin de semana.

Este fue un período en el que aprendimos a hacernos mayores, a disfrutar y discernir lo que conviene y lo que no. Supimos enfrentarnos  y rebatir a aquellos que quisieron abusar de nuestra ingenuidad, juventud y falta de experiencia comercial y, constituimos una pequeña pero sólida familia musical inolvidable.

No soy capaz de recordar cuál fue la última actuación de Saturno, pero forzosamente ésta se habría producido en septiembre de 1988. Por ello el grupo se disolvió silenciosamente sin conocimiento ni sufrimiento de sus componentes, que indudablemente habría existido si hubiéramos sido conscientes de su fin.



En julio de 1989 El músico Antonio Villanueva nos invitó a Paco y a mí a colaborar en una maqueta que la ONCE le había subvencionado en la cual pudimos aportar 4 canciones de nuestra creación y que juntos pudimos arreglar, todo ello teniendo la posibilidad de crecer musicalmente con Antonio, quien aportó su extraordinario conocimiento de la música electrónica, su maestría como guitarrista y como bajista y con su prolífera actividad como compositor. Tuvimos la oportunidad nunca repetida de grabar con tiempos cruelmente tasados en un estudio profesional y de sentir su paralizante síndrome, hasta entonces desconocido para nosotros, que ya en directo habíamos perdido los nervios de los primeros años ante el público.

Fue este un período muy triste dado que nuestro compañero y amigo Armando volvía a convivir plenamente con un cáncer que lo devoraba y con el cual luchó con gran entereza y valentía, coraje demostrado seguro impropio para un joven de 18 años que estaba comenzando con el que innegablemente habría sido el período más fructífero y feliz de su vida.

Lamentablemente el 10 de octubre de 1989 Armando nos dejó, y los tres restantes componentes de Saturno no volvimos jamás a tocar juntos y únicamente Paco y yo finalizamos nuestro compromiso adquirido de grabar con Antonio Villanueva en la agrupación musical que bautizamos como 11/5 y que desapareció en 1990 tras cumplir el compromiso de participar en un concurso en la Radio Gallega.


Canciones que figuran enlazadas al Blog en youtube en mi cuenta:

Macarra: canción de la movida madrileña magistralmente interpretada por Armando Fernández Carracelas con 14 años, en una actuación en el Casino-Mercantil de Pontevedra y que fue grabada con un simple magnetófono situado sobre una mesa del recinto reservado para bailar. Si bien su calidad es horrible, muy dañada por los agudos de los bafles del órgano, se puede admirar voz y estilo de su solista

Tú no me quieres” y “Quiero estar así” grabadas por Saturno en un mini estudio portátil de cuatro pistas en el verano de 1988 y cantadas por el cuarteto. Fue nuestra única experiencia de grabación progresiva de instrumentos de modo individual. Además recuerdo la dificultad al grabar las voces, dado que sólo uno disponía de cascos, por lo que los restantes debíamos seguirlo sin poder oír la música.

Eres mi luz y mi color”, “En el fondo del mar”, “El carrusel” y “Eres un chiquillo” grabadas en los estudios MR de Vigo por 11/5 en octubre de 1989 las tres primeras cantadas por mí y con los dúos de Paco y la última cantada por éste último con su particular marca y estilo. Allí pudimos concluir que la diferencia entre buenos grupos y malos grupos en música enlatada se basa en el tiempo que se dispone en el estudio y de la habilidad y colaboración de su técnico de sonido. También como no de la calidad de los músicos, si bien este apartado no cuenta tanto como inicialmente creíamos.

Triste recorte de papel” grabada en la primavera de 1990 en un garaje de las afueras de Pontevedra en no más de 45 minutos, con el estudio móvil de la Radio Gallega e interpretada por la voz de Paco. Como en las 4 anteriores la percusión fue grabada por Paco, Antonio se encargó de guitarras y bajo y yo de los teclados.

Agradecimientos:

A la ONCE por la atención, cariño y educación que nos proporcionó en el Colegio “Santiago Apóstol” de Pontevedra y a todo su personal y compañeros que nos facilitaron vivir hermosos años en una extensa y unida familia.

Principalmente a José Luis Pastoriza López, profesor de la disciplina, implicado directamente en nuestra formación musical y ensayo y a quien tanto admiramos por su dilatada experiencia como pianista y teclista en distintas agrupaciones musicales.,

A Bernabé, Quique y Enrique por haber tenido la paciencia y desplazarse desde Madrid a Pontevedra en 1988, para grabarnos dos canciones con un mini estudio portátil de su propiedad y facilitarnos un recuerdo que ahora podemos compartir en las redes.

A todos aquellos agentes y colaboradores que nos ayudaron a recorrer este sueño inolvidable que vivimos durante nuestra adolescencia y juventud y que, creyeron en nuestra calidad artística, confiando en cuatro muchachos ciegos que nunca defraudaron a ningún promotor con su música ni con su comportamiento.